El crucifijo es todo un símbolo de la herencia que asume la Hermandad del Santo Entierro organizando la función del Descendimiento y el Santo Entierro, tal como hizo antes la Cofradía de Ánimas, además de un expreso reconocimento a todos los cofrades fallecidos. Se sabe que aquella entidad se constituyó en 1690 en el antiguo templo de San Julián, en Ferrol Vello, y que el obispo le confió en el año 1740 la imagen del Cristo del Descendimiento y el Santo Sepulcro -cuando también puso al cuidado del resto de las cofradías otras imágenes-
El crucifijo que este año ocupa el espacio central del cartel de la Semana Santa de Ferrol fue encargado por la Cofradía de Ánimas al escultor Antonio Rico en el año 1780 y únicamente se utilizaba en los entierros de sus cofrades. Junto a esta pieza se conservan, en la actual San Julián, otros elementos del patrimonio de aquella hermandad. Es el caso del peto de ánimas y del propio Cristo del Descendimiento que vuelve a protagonizar la ceremonia del desenclavo desde el año 2022.
En la imagen aparecen, tras el cofrade que porta el crucifijo, los que llevan los símbolos de la Pasión -son tres, aunque se ven en la instantánea los dos de los laterales-: de izquierda a derecha, los clavos, la sentencia (“Jesus Nazarenus Rex Iudaeorum”) y la corona de espinas, realizados en plata.
La fotografía de la Hermandad del Santo Entierro ha sido tratada para dejar en blanco y negro toda la escena y destacar en rojo la Cruz de Jerusalén y demás elementos que lleva en este color la uniformidad de sus cofrades, dándoles así mayor fuerza a la imagen.
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